La risa es parte fundamental en la vida de cualquier ser humano, haga lo que haga o se dedique a lo que se dedique, siempre a lo largo de su existencia se va a reír un montón de veces por muy amargado que se considere a sí mismo. En este artículo intentaremos explicarte algunas teorías acerca de ello aunque sea bastante más complicado de lo que parece.
El origen de la risa
La verdad es que a pesar de que tengamos milenios intentado descubrir el origen de este fenómeno, hasta ahora no hemos podido dar con el porqué exacto. Investigaciones no han faltado: desde psicólogos hasta neurólogos, pasando por filósofos, nadie ha dado en el clavo y la comunidad científica no parece tener un consenso unánime.
La risa es algo instintivo, inclusive podríamos decir que primitivo. No podemos controlarla en condiciones normales y la utilizamos tanto que ni siquiera nos damos cuenta. A lo largo del día nos reímos cientos de veces, cosa que se acrecienta cuando socializamos frecuentemente.
De hecho, este es uno de los factores más importantes que hay, porque a pesar de que la risa sea generada de manera espontánea e individual, tiene un carácter social del que no se puede desprender. Probablemente es por eso que cuando estamos acompañados de otras personas se facilita aún más.
Qué hace que las cosas sean graciosas
Es difícil decir que algo es gracioso, porque la “gracia” que produce tiene un toque de subjetividad ineludible; lo que te da risa a ti puede que no me dé risa a mí y viceversa. Normalmente una de las cosas más comunes es que lo absurdo haga reír debido a lo impredecible que resulta, sobre todo si nos referimos a dos cosas que no tienen nada que ver entre sí.
No obstante, no todo aquello que produce la risa es absurdo. Muchas veces pasa en lugares muy poco convenientes y se lo atribuimos a los nervios. Ante esto muchos psicólogos y expertos en el tema consideran que la risa sirve para destensar el cuerpo y liberar ciertas emociones que normalmente están contenidas. No hay manera de comprobar esto e inclusive algunos expertos contradicen esta antigua idea aunque tampoco suelen dar con una explicación más precisa.
Para este punto probablemente estés pensando ¿Y las cosquillas qué? ¿Por qué nos hacen soltar tantas carcajadas? La verdad es que en este caso se trata de cierta “complicidad”. Es una especie de juego primitivo en el que se suscitan las risas ante la vulnerabilidad de la “víctima” quien está a merced de alguien que no representa un peligro real, sino que le genera suficiente confianza como para saber que no habrá ningún tipo de daño. Es por eso que si un desconocido quiere hacerte cosquillas lo más probable es que aparte de quitarse de inmediato, te resulte de todo menos gracioso.
Lo cierto es que no podemos dar en el clavo con aquello que le confiere el carácter gracioso a aquellas cosas que tanto nos divierten así que solamente nos queda disfrutarlas sin más. Es una de esas cosas hermosas que permanecerán como una incógnita.